jueves, 13 de septiembre de 2012

Un sueño mío sobre Mondrian


En efecto, voy a contar un sueño que tuve hace algunos años y que tiene alguna relación con el pintor vanguardista Piet Mondrian. ¿Por qué ahora? ¿Por qué NO?

La historia

Piet Mondrian es el pintor más conocido del movimiento/grupo vanguardista de artistas visuales De Stijl. La parte más famosa de su obra está compuesta enteramente por rectángulos rojos, azules, blancos y amarillos separados por líneas rectas negras de ancho uniforme. Son de esas pinturas que "mi primito de 6 años podría hacer con los ojos cerrados", y sin embargo nun­ca las hace.

Mondrian también es famoso por haberse ido de De Stijl cuando Theo van Doesburg, el segundo arista más famoso del grupo, tomó la radical decisión de incluir líneas oblicuas en sus com­po­si­cio­nes.

Allá por el 2008 ó 2009 yo estaba ahí nomás de terminar la secundaria, y en determinado momento tuve que investigar sobre todo esto de Mondrian y qué sé yo qué más. Mi primer acercamiento fue el más común: rechazar la obra de Mondrian como algo ridículo sobre la base de que su ejecución no requiere ningún esfuerzo.

Pero, como ya señalé, hay actividades que conviene no juzgarlas por la dificultad de la ejecución. De hecho, me cuesta imaginar alguna obra que sí convenga juzgarla así. Pero bueno, la cuestión es que la obra de Mondrian me empezó a cautivar más y más conforme más leía al respecto. ¿Será bueno que una obra esté compuesta de manera tal que a primera vista parezca simplona, y que sólo interese al que lee lo que otros antes dijeron de la obra? Así puesto, pareciera que no. Pero a mí me pasó justo eso.

La idea es tratar el arte visual abstracto como una manera de… Bueno, no podría explicarlo enteramente, pero tiene que ver con relacionar formas y colores en sus estados más puros con los fundamentos más puros y esenciales del universo. Digamos, la mayoría de las imágenes visuales requieren cierto trabajo de contextualización para ser comprendidas. Si hay una persona, qué clase de persona es, qué está haciendo, qué significado social tiene lo que está haciendo, son todas cosas que nos pasan por la cabeza cuando vemos una imagen que representa gente.

La pintura de Mondrian es otra cosa. Un perro podría mirarla y captaría las mismas formas que nosotros. Son rectángulos de colores puros, sin ningún otro truco. No hay gato encerrado. Todo lo que tiene la obra está ahí. No hay detalle que te puedas haber perdido. No hay significado secreto, nada. Sólo la expresión de un chabón que cree que la belleza y la geometría pueden llegar a ser herramientas suficientes para expresar la manera más básica en que los humanos percibimos el universo.

El sueño

Bueno, y yo estaba investigando sobre la obra y la filosofía de este tipo, y un día tuve un sueño. Yo estaba en el estudio de un pintor, en su casa. No estoy seguro, pero me parece que era famoso, en el mundo del sueño. No era Mondrian, pero ahora creo que representaba su filosofía.

Yo podía ser un periodista o un agente o un amigo. Por la razón que fuese, el pintor me iba a mostrar una pintura que él había hecho. Era de noche. Tengo como el vago recuerdo de que quizá la tenía tapada, y que de un tirón le sacó la tela que la cubría.

De pronto vi lo que, ahora pienso, era la obra maestra que Mondrian hubiera querido hacer. Me habían acabado de revelar una pintura que exponía, de alguna manera, el sentido fundamental del mundo. Si bien era una obra de arte, no podía realmente ser comprendida por mortales. Si bien era una imagen, era evidente que algunos de sus colores excedían la capacidad perceptiva del ojo humano. Era un objeto imposible, o al menos eso me pareció en el sueño. La verdad es que luego de despertarme me obligué a hacer el trabajo, y entendí que sí vi algo que más o menos puede ser descripto con palabras (después de todo, es mi sueño, y de algún lugar de mi cabeza tiene que haber salido).

La estructura compositiva, hasta donde la entendí, era bien sencilla: había una especie de degradé de estilo. En la parte de arriba empezaba con un estilo, digamos, simple, y mientras más iba uno bajando la vista el estilo de la obra iba cambiando gradualmente, volviéndose más abstracto y más abismal.

La franja superior de la pintura era la más fácil de percibir: tenía una onda de pintura abstracta de lo más común, o bien vagamente figurativa. En todo caso, no recuerdo cómo se veía, pero no era excepcional en ningún sentido.

La parte que venía justo abajo de ésa era más rara. En el sueño, yo no vi la pintura como se acostumbra ver las pinturas. No la vi de una vez entera. Vi primero la parte de arriba, y fui descendiendo con la mirada lentamente. De manera gradual yo empezaba a ver en el lienzo figuras abstractas que parecían ser más de lo que mis ojos podían tolerar. (De vuelta, eso era en el sueño, cuando me levanté lo único que recordé fueron figuras abstractas comunes y corrientes.)

Yo seguía bajando con la mirada, descubriendo que la obra se volvía más y más inhumana. Me generaba alguna clase de miedo. Incluso yo escuchaba unos gritos muy agudos (muy recurrentes en mis pesadillas), que me ensordecían completamente si trataba de apurarme y mirar hacia abajo rápido. Evidentemente el sueño quería que experimentara la pintura de a poco, de arriba hacia abajo, pausadamente.

Más abajo de lo que describí ya no me acuerdo mucho. Sé que en el momento me vino a la cabeza la escritura de Lovecraft: las cosas que están compuestas conforme a una geometría diferente a la convencional, con formas que desafían nuestro sentido común y que nos provocan malestar, o incluso locura.

Mientras los gritos se volvían más y más fuertes, y mi cuello iba despacio moviendo mi cabeza hacia abajo para que yo pudiera seguir contemplando esta abominación de la naturaleza, las partes más terribles de la pintura se iban develando ante mis ojos. Y en determinado momento mi cuello sencillamente se detuvo, como si una tortícolis selectiva me impidiera completamente inclinar mi cabeza del todo para mirar fijamente la última parte de la pintura. En realidad, como si un objeto frenara mi mandíbula cuando yo quería que mi cabeza apuntara un poco más abajo.

Así que la última parte de la pintura, el sentido último del universo, la pude ver sólo medio de costado. Lo que vi fue un gran plano negro, pero con la poderosa sensación de que había algo para ver ahí. Un plano negro que llegué a ver sólo con el rabillo del ojo y que consumía lo que lo rodeaba: de hecho tengo la impresión de que si hubiera mirado fijo al plano negro no hubiera visto el suelo del estudio a su alrededor.

La curiosidad me pudo, claro, y por eso yo hice más y más fuerza para tratar de mirar fijo al fundamento final, pero como ya dije, el cuello no me lo permitía y los gritos se volvían insoportables. Ahí me desperté.

Conclusión

¡La conclusión es que estoy loco del marote! O no, pero bueno, tenía ganas de compartir este sueño de hace 4 años que varias veces traté de poner en palabras desde que lo tuve. ¿Tendrá algún significado particular?

Tengo entendido que Sigmund Freud lee mi blog, así que si se copa y me deja un comentario con su opinión estaría buenísimo. Y si no, cualquiera de ustedes puede asumir la tarea, ¿no?

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