sábado, 28 de julio de 2012

¿Qué más decimos?


Ya señalé con ¿Qué decimos cuando decimos "esto es arte"? por qué es válido decir que el desarrollo de videojuegos es una disciplina artística, aunque no sepamos bien qué cosa es una disciplina artística.

El razonamiento es simple: si alguien dice que los videojuegos no son arte, y lo hace con la intención de desvalorizarlos como productos culturales del trabajo creativo humano, vale la pena contrarrestar esa subestimación diciendo que los juegos sí son arte, aunque haya que olvidarse del debate sobre la definición de arte por un segundo. Es decir, afirmar "los videojuegos son arte" como abreviación de "tu desvalorización del medio interactivo es errónea".

Dándole vueltas al asunto, sin embargo, descubrí una nueva razón, que ahora me parece más convincente, para decir que los juegos son arte sin preocuparme demasiado por la definición exacta de la palabra. Y dice: si partimos del supuesto de que la música, la cinematografía, el teatro, la literatura, la pintura y la escultura son todas disciplinas artísticas, entonces hay que aceptar que los videojuegos son tan similares y/o diferentes a todas esas disciplinas, como lo son todas esas disciplinas entre sí.

Más simple: una escultura y una canción son objetos tan disímiles, que todo lo que puedan tener en común forzosamente también lo tienen en común con un videojuego.

Puede no sonar muy convincente, pero la idea central es que por el momento no importa cómo definimos arte, porque cualquier definición posible de la palabra incluye también a los videojuegos, excepto las que están diseñadas arbitrariamente para excluirlos.

2 comentarios:

  1. No es algo que me quite el sueño, si los videojuegos son o no arte, pero me gustó tu manera de cortar ese nudo gordiano que significa la pregunta. De pasada, me acabo de dar cuenta de que nadie me ha dicho personalmente que los videojuegos no son arte (no es que yo ande profesando lo contrario tampoco).

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    1. Está bien no perder el sueño. A veces me parece que lo más práctico es frenarse y decir "momento, ¿nos estamos dando la razón entre nosotros? ¿Con quién estamos discutiendo? ¿Realmente alguien además de Roger Ebert se preocupa por decirnos que los juegos no son arte?".

      La corriente que me deprime, en realidad, no es la que dice "no son arte", sino la que no dice nada porque no los considera tema importante de reflexión. No es que estén equivocados, obvio, sólo me entristece que gente muy preocupada por la expresión humana contribuya tan poco a un campo que, personal y egoístamente, me gustaría ver florecer con más potencia.

      Sin embargo, es práctico trazar paralelos con otras disciplinas artísticas para repensar, desde lugares nuevos, viejos problemas del desarrollo de juegos digitales. Y ahí hay innegablemente un algo de admitirlos como objetos artísticos, que forma parte de mi manera de percibirlos.

      Hay una diversidad potencial en los videojuegos, que me encantaría ver, y que se ve impedida, creo, por una tendencia a considerarlos una especie de pornografía: algo que se parece formalmente a una obra de arte, pero que es producido sólo con el fin de lucrar y es consumido sólo con el fin de generar una misma sensación tantas veces como sea posible, en la mayor cantidad posible y con la menor variación cualitativa posible.

      Si oponerse a esa tendencia implica usar la frase "los videojuegos son arte", no me parece mal usarla. Tendremos que acostumbrarnos, eso sí, a no tratar de armar con esa frase una controversia que la frase sencillamente no genera.

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