lunes, 24 de diciembre de 2012

El atractivo del zombi

Muy bien, estuve hablando de zombis y de lo mucho que me gustan. Lo que no hice fue explicar POR QUÉ me gustan. ¿Pero realmente hace falta que aclare qué hace a los zombis tan atractivos e interesantes para la imaginación de un narrador?

OK OK, no niego que HAY cosas más atractivas en el mundo, pero éste al menos puede ir por el Full Monty.

Es famosa la consideración de Oesterheld sobre su Eternauta y la calidad del héroe que en su historia se opone a la invasión extraterrestre:
Ahora que lo pienso, se me ocurre que quizás por esta falta de héroe central, el Eternauta es una de mis historias que recuerdo con más placer. El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe “en grupo”, nunca el héroe individual, el héroe solo.
Tiene mucho de verdad. En la vida, nadie se encuentra con UNA persona que es genial y lucha por el bien. Nadie se topa con UN señor oscuro absoluto que vive para causar terror. Los personajes de la mayoría de los conflictos humanos no son, paradójicamente, personajes, sino agentes colectivos de decisión.

En mi opinión, lo que le da esa calidad tan única al Eternauta (que nunca vi como una historieta genial, pero sí única) es lo que hace a los zombis unos adversarios igualmente únicos: su colectividad. Los zombis son un antagonista colectivo. No hay UN gran monstruo a derrotar, no hay UNA explosión lo bastante grande como para erradicar la amenaza. UNO SOLO difícilmente es un peligro, pero los zombis no son UN monstruo, son legiones.

“Bueno, ¿y qué?” podrá decir alguien.

“Los gremlins, los pájaros de Hitchcock, los extraterrestres de cualquier película… monstruos colectivos son moneda corriente en las películas de terror”. Y algo de razón hay en eso, pero falta señalar una característica más: los zombis no son amenazas externas, monstruos de origen desconocido que vienen de nadie­sabe­dónde a matar gente nadie­sabe­por­qué. No, los zombis somos NOSOTROS. Todo ser humano es un zombi en potencia. Cuando las naciones caen ante la Pandemia Zeta, todos podemos ser víctimas y victimarios.

El zombi es la encarnación de la muerte, que no es otra cosa que el enemigo último. Es i­rre­vo­ca­ble­men­te invencible, porque la única manera de asegurar su destrucción es destruir al último humano vivo, es decir, sólo podemos vencerlo venciéndonos a nosotros. El zombi es el miedo a la muerte y el miedo a la muerte de los que amamos, pero también es el miedo de morir EN MANOS de los que amamos, y el de matarlos nosotros mismos. No hay otra criatura concebible que sintetice tan perfectamente los peores terrores del homo socialis.

¿Cómo se comporta un ser humano ante tamaño enemigo? ¿Qué decisiones toma? ¿Qué forma adquiere la sociedad cuando sus integrantes tratan de sobrevivir un peligro así? En esas preguntas, y en las respuestas que cada uno pueda darles, está el encanto de los zombis como elemento narrativo.

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